EL GAMBITO
Escena 1 int. apartamento madrugada
ZELMAR (30 años, cabello corto, castaño, viste con ropa gastada)cierra una valija donde guarda objetos personales: un reloj, una foto, un libro, una navaja.
Escena 2 ext. Ruta mañana
Zelmar se baja de una camioneta y se dirige a la portera, la abre. Camina en dirección a una casa blanca y pequeña. El lugar es silencioso y solitario. Zelmar mira dentro del aljibe que se encuentra al frente de la casa. Ve su reflejo.
Escena 3 int. casa de la infancia mañana
Zelmar entra a la casa. Recorre las habitaciones, observando lentamente. Ve un espejo roto, adornos antiguos, platos rotos, cajas y papeles tirados. Entra a la habitación que solía ser su cuarto. Se detiene a mirar los objetos que allí se encuentran: cajas, papeles, un triciclo roto, un boyón con bolitas de colores, muñecos de acción. Levanta un acordeón de juguete y mientras mira por la ventana lo hace sonar.
Escena 4 ext. frente del galpón mañana
Zelmar se dirige al galpón con la valija.
Escena 5 int. galpón mañana
Zelmar entra al galpón bruscamente. Mide su altura con una tabla, la marca con un lápiz. Serrucha unas tablas. Martilla. Construye un ataúd.
Escena 6 ext. Arroyo mediodía-tarde
Zelmar cava un pozo.
Escena 7 int. galpón tarde
Zelmar talla letras en una tabla pequeña. Deja de tallar la tabla cuando escucha el ruido del tren.
Escena 8 ext. ruta tarde
Zelmar camina hacia la vía del tren. Apoyado contra el cartel del cruce ferroviario encuentra un maniquí embalado. Se sube el maniquí al hombro y camina nuevamente hacia el galpón.
Escena 9 int. galpón tarde
Zelmar desenvuelve el maniquí y camina a su alrededor observándolo detenidamente, buscándole algún detalle, alguna imperfección. Zelmar y el maniquí se quedan frente a frente y se miran. Zelmar se saca la ropa y se la pone al maniquí. En calzoncillos Zelmar mira tiernamente al maniquí, lo toma en sus brazos y comienza a bailar con él. Zelmar introduce el maniquí al atáud, junto con sus demás pertenencias. Cierra el ataúd.
Escena 10 ext. arroyo atardecer
Zelmar arrastra el ataúd hacia el pozo terminado. Lo deposita adentro. Lo comienza a cubrir con tierra. Clava la tabla que tiene inscripto su nombre, la fecha de su nacimiento y la fecha actual. Zelmar camina en dirección al horizonte, cruzando un puente sobre una cañada. Mientras Zelmar se desvanece, sobre la tumba crece una flor.
sábado, 30 de agosto de 2008
viernes, 15 de agosto de 2008
Nota del director
Una muerte anímica… un renacer. Se trata de un gambito, un engaño, como en el ajedrez cuando se sacrifica una pieza, propiciando una trampa futura, para conseguir una ventaja. La estructura del corto pretende engañar también al espectador, guiándolo por medio de sucesivos guiños, a un lugar incierto que finalmente se revela.Planos muy cerrados permiten ceder un mínimo de información, suficiente para hilvanar la historia, pero insuficiente para anticipar su desenlace. Estos guiños se presentan como información sin relevancia, por ser tomas cortas e inconclusas, pero imprescindibles en el desarrollo que culmina estas acciones más adelante. Al protagonista se le esconde el rostro hasta avanzada la secuencia (tomas de espalda, contraluces, planos cortados).
La sucesión de tomas de corta duración de planos cerrados y planos generales o panorámicos contrastan y dialogan entre sí.El ritmo general que se plantea es muy pausado y establece un paralelismo con el lugar en que se suceden los hechos: el campo. Asimismo el personaje central acompaña esta cadencia, que además es propia del estado de reflexión en que se encuentra.
La estética supone aprovechar las posibilidades expresivas que presenta el ambiente (planos generales y panorámicos, luz de invierno, amanecer y atardecer), no descartando la utilización de filtros y/o iluminación artificial para resaltar estos efectos. El paisaje se configura como un personaje más que realza la soledad en que se da el relato.La estética que se busca se asemeja a la de los films “Historias mínimas” de Carlos Sorín y “Una historia sencilla” de David Lynch. La primera por compartir el modo en que se utiliza el paisaje, que destaca la soledad y la manera en cómo ésta dialoga con los personajes. La segunda por la sensibilidad con que aborda el tema y al igual que la primera por la utilización del entorno desde el punto de vista narrativo. Otras referencias que pueden ser útiles a la hora de esclarecer la tónica son “La libertad” de Lisandro Alonso, pues plantea al igual que nuestro proyecto el desarrollo de la secuencia en el lapso de un día-luz y en un ambiente campestre. Desde el punto de vista fotográfico el corto nos recuerda la obra “Chaos” de Josef Koudelka, por la utilización de las tomas panorámicas en lugares desolados y abandonados, y por el manejo de la luz y el color. Por último es útil tomar como referencia el modo que caracteriza a la producción fílmica nórdica en cuanto a la personificación de la naturaleza.
La sucesión de tomas de corta duración de planos cerrados y planos generales o panorámicos contrastan y dialogan entre sí.El ritmo general que se plantea es muy pausado y establece un paralelismo con el lugar en que se suceden los hechos: el campo. Asimismo el personaje central acompaña esta cadencia, que además es propia del estado de reflexión en que se encuentra.
La estética supone aprovechar las posibilidades expresivas que presenta el ambiente (planos generales y panorámicos, luz de invierno, amanecer y atardecer), no descartando la utilización de filtros y/o iluminación artificial para resaltar estos efectos. El paisaje se configura como un personaje más que realza la soledad en que se da el relato.La estética que se busca se asemeja a la de los films “Historias mínimas” de Carlos Sorín y “Una historia sencilla” de David Lynch. La primera por compartir el modo en que se utiliza el paisaje, que destaca la soledad y la manera en cómo ésta dialoga con los personajes. La segunda por la sensibilidad con que aborda el tema y al igual que la primera por la utilización del entorno desde el punto de vista narrativo. Otras referencias que pueden ser útiles a la hora de esclarecer la tónica son “La libertad” de Lisandro Alonso, pues plantea al igual que nuestro proyecto el desarrollo de la secuencia en el lapso de un día-luz y en un ambiente campestre. Desde el punto de vista fotográfico el corto nos recuerda la obra “Chaos” de Josef Koudelka, por la utilización de las tomas panorámicas en lugares desolados y abandonados, y por el manejo de la luz y el color. Por último es útil tomar como referencia el modo que caracteriza a la producción fílmica nórdica en cuanto a la personificación de la naturaleza.
martes, 12 de agosto de 2008
El gesto que no viste
Zelmar se va al medio de la nada para despedirse de su vida pasada y comenzar una nueva. Se va a donde nadie lo conoce, y en el vacío hace algo que nadie lo ve hacer (a no ser los espectadores del corto) en la "vida real" de su historia...
Si no contáramos su historia, si alguien no mirara nuestro corto...¿lo que hace Zelmar existiría?
¿Alguien sabe que se fue al medio del campo y enterró allí su pasado? Y si nadie lo sabe...nadie lo va a buscar...nadie nunca sabrá lo que hizo...y quienes lo conozcan a partir de ese momento sólo tendrán acceso a la segunda parte de su vida, creyendo que es la única.
Más allá de la burla y el engaño...es como el árbol que cae en el medio del bosque...Si nadie estaba allí para escuchar el estruendo, ¿existió ese sonido?
Me digo a mí misma que voy a cambiar...¿cuántas veces ya me lo he dicho? ...que voy a dejar de ser de determinada manera...y mientras nadie me ve, en la oscuridad de la noche, me transformo en otra cosa, me muero, me cambio la piel, una y otra vez.... ¿Quién sabe cuántas vidas ya no llevamos viviendo? Y no hablo de resurrecciones ni de reencarnaciones...
...Existen acciones en la nada, igual que palabras en el aire...por más que nadie las vea, ni las escuche, ni las recuerde...existieron igual y van a seguir existiendo, en todas partes y en todos los tiempos, aunque el cine no las cuente, aunque no las invente ni las imagine.
Si no contáramos su historia, si alguien no mirara nuestro corto...¿lo que hace Zelmar existiría?
¿Alguien sabe que se fue al medio del campo y enterró allí su pasado? Y si nadie lo sabe...nadie lo va a buscar...nadie nunca sabrá lo que hizo...y quienes lo conozcan a partir de ese momento sólo tendrán acceso a la segunda parte de su vida, creyendo que es la única.
Más allá de la burla y el engaño...es como el árbol que cae en el medio del bosque...Si nadie estaba allí para escuchar el estruendo, ¿existió ese sonido?
Me digo a mí misma que voy a cambiar...¿cuántas veces ya me lo he dicho? ...que voy a dejar de ser de determinada manera...y mientras nadie me ve, en la oscuridad de la noche, me transformo en otra cosa, me muero, me cambio la piel, una y otra vez.... ¿Quién sabe cuántas vidas ya no llevamos viviendo? Y no hablo de resurrecciones ni de reencarnaciones...
...Existen acciones en la nada, igual que palabras en el aire...por más que nadie las vea, ni las escuche, ni las recuerde...existieron igual y van a seguir existiendo, en todas partes y en todos los tiempos, aunque el cine no las cuente, aunque no las invente ni las imagine.
M.G.L.
martes, 5 de agosto de 2008
Roles para el corto de ficción
Dirección - Manuel Larrosa
Cámara y fotografía - Daniel Fernández
Producción - Lorena Luna
Arte - Betania Núñez
Sonido - Macarena Gómez
Cámara y fotografía - Daniel Fernández
Producción - Lorena Luna
Arte - Betania Núñez
Sonido - Macarena Gómez
Sinopsis
El gambito
Zelmar está cansado de su vida y decide emprender un viaje. Elige como únicos acompañantes el campo, la luz del alba y el sonido del tren. Para poder marcharse regresa a la casa de su infancia, a la que el paso del tiempo redujo a una tapera. Excava un pozo donde alguien ocupará su lugar, construye un cajón de madera con sus medidas y talla su nombre sobre una madera. Éste será su epitafio. Mientras, el sol cae...
Zelmar está cansado de su vida y decide emprender un viaje. Elige como únicos acompañantes el campo, la luz del alba y el sonido del tren. Para poder marcharse regresa a la casa de su infancia, a la que el paso del tiempo redujo a una tapera. Excava un pozo donde alguien ocupará su lugar, construye un cajón de madera con sus medidas y talla su nombre sobre una madera. Éste será su epitafio. Mientras, el sol cae...
sábado, 2 de agosto de 2008
Quiénes somos
¡SE BUSCA!
Si usted llega a encontrarse con alguno de estos individuos por la calle se recomienda mantener una distancia discrecional. Se los considera extremadamente peligros y se cree que podrían estar armados con ideas extrañas. Se los conoce bajo el nombre de
sinestesia
Si usted llega a encontrarse con alguno de estos individuos por la calle se recomienda mantener una distancia discrecional. Se los considera extremadamente peligros y se cree que podrían estar armados con ideas extrañas. Se los conoce bajo el nombre de
sinestesia
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)




