viernes, 15 de agosto de 2008

Nota del director

Una muerte anímica… un renacer. Se trata de un gambito, un engaño, como en el ajedrez cuando se sacrifica una pieza, propiciando una trampa futura, para conseguir una ventaja. La estructura del corto pretende engañar también al espectador, guiándolo por medio de sucesivos guiños, a un lugar incierto que finalmente se revela.Planos muy cerrados permiten ceder un mínimo de información, suficiente para hilvanar la historia, pero insuficiente para anticipar su desenlace. Estos guiños se presentan como información sin relevancia, por ser tomas cortas e inconclusas, pero imprescindibles en el desarrollo que culmina estas acciones más adelante. Al protagonista se le esconde el rostro hasta avanzada la secuencia (tomas de espalda, contraluces, planos cortados).
La sucesión de tomas de corta duración de planos cerrados y planos generales o panorámicos contrastan y dialogan entre sí.El ritmo general que se plantea es muy pausado y establece un paralelismo con el lugar en que se suceden los hechos: el campo. Asimismo el personaje central acompaña esta cadencia, que además es propia del estado de reflexión en que se encuentra.
La estética supone aprovechar las posibilidades expresivas que presenta el ambiente (planos generales y panorámicos, luz de invierno, amanecer y atardecer), no descartando la utilización de filtros y/o iluminación artificial para resaltar estos efectos. El paisaje se configura como un personaje más que realza la soledad en que se da el relato.La estética que se busca se asemeja a la de los films “Historias mínimas” de Carlos Sorín y “Una historia sencilla” de David Lynch. La primera por compartir el modo en que se utiliza el paisaje, que destaca la soledad y la manera en cómo ésta dialoga con los personajes. La segunda por la sensibilidad con que aborda el tema y al igual que la primera por la utilización del entorno desde el punto de vista narrativo. Otras referencias que pueden ser útiles a la hora de esclarecer la tónica son “La libertad” de Lisandro Alonso, pues plantea al igual que nuestro proyecto el desarrollo de la secuencia en el lapso de un día-luz y en un ambiente campestre. Desde el punto de vista fotográfico el corto nos recuerda la obra “Chaos” de Josef Koudelka, por la utilización de las tomas panorámicas en lugares desolados y abandonados, y por el manejo de la luz y el color. Por último es útil tomar como referencia el modo que caracteriza a la producción fílmica nórdica en cuanto a la personificación de la naturaleza.

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